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Desencantada – Crítica de la película

Amy Adams interpreta a la princesa Giselle en una escena que canta en un balcón de Desencantada

Desencantada, la secuela de Encantada (2017), inicia por recordar la historia de Giselle que contaron en la última película sobre esta princesa interpretada por Amy Adams. Al estilo de las clásicas películas animadas de Disney, en esta secuela comienzan a recapitular lo que vivió la princesa Giselle cuando se mudó a Nueva York, conoció al amor de su vida, Robert y vivió una historia de cuento de hadas en tan bella ciudad hasta que la maternidad, la entrada a la adolescencia de su hija Rogan,  y la falta de nuevas aventuras, terminaron por desintegrar a la familia.

Desencantada del amor romántico

El gran arranque de esta secuela dirigida por Adam Shankman revela un fuerte mensaje de la casa del ratón a todos los amantes de las películas de princesas, animadas o incluso de aventura y acción: Disney conserva la capacidad de contar viejas narrativas y crear historias con los elementos visuales exactos para seducirnos tanto como lo hicieron en nuestra infancia.

En Desencantada Disney se atreve a burlarse de las narrativas que en algún momento la empresa enterró en la mente de las personas de todo el mundo. Quieren romper con eso y por medio de esa animación convencional, vemos cómo Giselle, a diferencia de las antiguas princesas de Disney, vive el desencanto del amor romántico: ser madre la agota, la convivencia diaria provoca una monotonía en su matrimonio y la relación con su hija se transforma conforme va creciendo.

A pesar de eso, Amy Adams se encarga de darle la magia a su personaje que logró en 2017. Excesivamente exagerada como la princesa que es, Giselle es muy sensible a los rechazos de su Rogan, llega a ser ridículamente feliz y no pone ningún tipo de límite. Es sumisa hasta que la sed de venganza se apodera de ella. 

Aunque la actuación de Amy Adams es encantadora y logra transformarse de la encantadora Giselle a la malvada madastra de Rogan, es inevitable sentirlo un tanto repetitivo con su personaje como Wanda, en una serie también de Disney+.

Uno de los musicales más mágicos de Disney+

Es verdad que los musicales difícilmente tienen una buena aceptación por un amplio público si no es espectacular. Y si de espectáculos se trata, Disney es el rey. Aunque películas como Coco o Frozen no se relacionan directamente con el género regularmente cuando se habla de ellan, también forman parte y han sido de los mayores éxitos de Disney.

Probablemente, una de las principales razones por las cuales estas dos películas no suelen ser tan asociadas con un musical es por la forma de insertar las canciones y melodías a lo largo de la historia. No se siente como una pausa. Por el contrario, no se pierde continuidad. Aunque no sucede exactamente de la misma manera en Desencantada -puesto que se interrumpe en ciertas escenas la narrativa de la historia-, el dinamismo que agregaron con una extraordinaria animación de objetos y animales, hace de las escenas musicales, algo sumamente entretenido.

Encantadoramente colorida

Disney es mágicamente colorido, pero ahora Desencantada está entre las más bellas por los colores naturales que siempre rodean a la princesa Giselle. Mientras que, con lo que respecta al mundo fantástico, tiene algunas puntadas tan creativas extraordinarias en varias escenas de la película. Una de ellas, es la personalidad a una de las frutas del bosque: tiene un dragón sumamente enojón.

Aunque después de la enorme sorpresa con la cual nos introducen a la historia de Giselle hay un breve desliz en el ritmo de la historia -puesto que suceden los momentos menos originales y predecibles con respecto a la adolescencia de Rogan- es una película digna de postularse al Óscar en muchas categorías. Incluso más que la primera película: la producción y vestuario son superiores en esta ocasión, sin contar las espectaculares y naturales locaciones.

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