Amores perros (2000) fue el primer largometraje que el galardonado Alejandro González Iñárritu rodó en México, y también el último en un periodo de dos décadas. Tras concretar aquella película de drama y suspenso —un parteaguas en el cine nacional, dirían algunos—, el director migró a Estados Unidos y a partir de ahí vinieron más títulos que lo consagraron como uno de los cineastas más prominentes del siglo XXI. Entre ellos, la ovacionada en Cannes, Babel (2006), y la ganadora del Óscar, Birdman (2014).
Después, en el primer trimestre de 2021, Iñárritu volvió a México para filmar Bardo, Falsa crónica de unas cuantas verdades, su cinta número siete, y aparentemente la más personal del realizador. Resultó que esta producción le hizo confirmar que su país natal es antes que nada “un estado mental”.
Bardo tuvo su premiere mundial en el Festival Internacional de Cine de Venecia este 1 de septiembre del 2022. En conferencia de prensa, previa a la proyección, Iñárritu rememoró que justo ese mismo día, pero del año 2001, él y su familia dejaron México para irse a vivir a Los Ángeles, California. Aunque pensaban que sería una estadía temporal, finalmente el retorno se fue aplazando hasta perder toda prioridad. Pero según el director, esas décadas de distanciamiento sirvieron para sembrar la semilla de la película que ahora estaba estrenando.
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“Cuando salimos [del país], hubo una gran ilusión, muchos planes, y pensábamos irnos por un año, pero pasaron 21. Y creo que ese evento es fundamental para el origen de esta película, porque lo que más se hace presente cuando uno deja su país es la ausencia de ese país. Se hace presente todos los días de una forma distinta y por eso digo que, para mí, México no es un país sino un estado mental”, aseveró (vía).
A través de Bardo, Iñárritu cuenta la historia de un periodista y documentalista mexicano —interpretado por Daniel Jiménez Cacho— que vive en Los Ángeles, pero debe volver a su lugar de origen con motivo de un premio internacional que le fue concedido. El guion fue coescrito por el mismo cineasta, en colaboración con el argentino Nicolás Giacobone. Asimismo, Netflix será la encargada de distribuir el largometraje a nivel global.
En la misma conferencia, el realizador mexicano comentó que Bardo le permitió explorar su noción de país como un estado mental que, con el paso de los años, va mutando o desvaneciéndose. Pero también, le dio la oportunidad de reencontrarse con un «amigo» que ha cambiado, tanto como él. Así sintió filmar nuevamente en la Ciudad de México.
“Creo que cada nación, cada país es finalmente un estado mental. Son las historias que nos han contado y que nos contamos de nosotros mismos. Pero cuando uno toma perspectiva, distancia y tiempo, esas historias, esos estados mentales, empiezan a disolverse, a transformarse y es parte de la exploración de esta película”, expresó Iñárritu.
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Y agregó:
“Es una interpretación de esa ausencia y de como cuando uno regresa, como me pasó cuando estaba filmando la película, como un espejo, fue como encontrar a un nuevo amigo, o que lo fue de alguna forma o nunca quizás lo fue, pero lo encuentro distinto. Y la gente me encuentra a mí también distinto, porque muchas cosas han pasado. Esta película es esa reinterpretación emocional de una memoria”.
Bardo se proyectará el próximo 27 de octubre en cines de todo México y, posteriormente, llegará el 16 de diciembre al catálogo de Netflix.
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