Hasta lo huesos se ha promovido repetidamente como una película sobre un romance caníbal. Si bien en la superficie aquella descripción le vendría correcta, en el fondo es una cinta llena de matices y distintos discursos. Algunos podrían encontrar cierta resistencia a su visionado porque es un compilado de géneros e intenciones. Sin embargo, su director Luca Guadagnino (Llámame por tu nombre) sabe aprovecharlos todos para conjurar algo único.
Timothée Chalamet (Duna) y el cineasta hacen equipo de nuevo para circundar en la historia de Maren (Taylor Russell), la verdadera protagonista de la historia. Una joven que no puede reprimir su insaciable deseo por consumir carne humana. Luego de un altercado con una de sus compañeras de escuela, tanto ella como su padre (Andre Holland), deben huir del Estado para encontrar un nuevo hogar en donde sus vidas no estén al acecho.
Al día siguiente Maren despierta con nada más que un sobre lleno de dinero y una grabación en cassette en donde su padre le confiesa que le ha abandonado y que ya no puede cuidarla más. Dejada a su suerte con nada más que su certificado de nacimiento y el nombre de una madre que huyó hace muchos años, la joven se decide a emprender un viaje para buscarla y entender mejor su aflicción canibal.
La búsqueda de sus raíces la lleva por un camino en el que se encuentra con otros como ella y en el que aprende que no es la única. Se trata de una condición genética que comparte con muchas otras personas que, al igual que ella, deben vivir en el anonimato. Conoce desde un inquietante anciano llamado Sully (Mark Rylance), hasta otro «devorador» de su edad llamado Lee (Chalamet), con el que establece una conexión inmediata.
La razón de que exista una conexión entre ambos no sólo es su gusto por la carne humana. Sino porque en medio de su juventud y de sus experiencias de crecimiento, ambos anhelan por algo casi tan intenso como el hambre: la aceptación. Así Hasta los huesos es una película que evoluciona en algo que va más allá del tema del canibalismo. De hecho el elemento caníbal es sólo un pretexto para explorar situaciones humanas mucho más potentes.
Cuando el romance naciente se asoma, la película encuentra su género dominante. A ratos es una coming of age sobre las experiencias novedosas del mundo adulto. En otros momentos la invade el terror y secuencias en donde Luca Guadagnino no escatima en cuanto a sangre, gore y violencia gráfica. No obstante, su mayor virtud es que el director italiano es brioso para entender la juventud y esa ansiedad adolescente que trasciende cualquier época.
El cineasta, junto con el guion de David Kajganich, aprovecha la road movie para enfrentar a los personajes consigo mismos en medio de la carretera y los espacios abiertos. Hasta los huesos es una película sobre personajes perdidos que no encuentran su lugar. Personas que anhelan pertenecer al mundo de lo normalizado, pero que son de todo menos normales, sin que por ello sean menos valiosos. La película resuena para todos aquellos que alguna vez se han sentido ajenos.
El elemento romántico adolescente es necesario porque ninguna etapa de la vida refleja tan bien lo que es sentirse inadaptado y perdido. Gracias al tratamiento de aquel primer amor la película eleva sus tonos hasta momentos verdaderamente poéticos. Secuencias en las que las imágenes, los gestos de los actores y pequeños matices en la banda sonora construyen una atmósfera narrativa bastante evocativa.
La romantización del canibalismo no se siente absurda ni chocante, porque la película consigue muy bien contar su historia y retratar a sus personajes. Incluso el «villano» de la cinta lo único que busca es cierta compañía. Por lo que mirar Hasta los huesos es una experiencia aterradora, sí, pero también profundamente triste y conmovedora.
Con todo y la mezcla de elementos Luca Guadagnino consigue un trabajo muy uniforme al adaptar la novela de Camille DeAngelis. Apoyado sobre todo de las generosas actuaciones de Taylor Russell (Olas)y Timothée Chalamet. Y por la banda sonora de Trent Reznor y Atticus Ross; los cuales se desprenden de su tono musical usual para hurgar en el verdadero corazón de la historia. Así unas cuantas notas de cuerda sobre madera definen el romance de Maren y Lee, y transmiten esa nostalgia que nos transporta al primer amor.
Al final Hasta los huesos resulta impactante, no por la sangre o los elementos violentos. Sino por su cometido de enamorar a la audiencia en medio de lugares tan salvajes. Se trata de una película que utiliza el canibalismo para hacer una reflexión más profunda sobre la búsqueda y el anhelo por encontrar un lugar en el mundo. Un deseo tan intenso como el de pertenecer, ser amado y tener junto a la persona indicada es casi tan intenso y peligroso como el del hambre.
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