Para entregar una interpretación de Merlina que fuera digna de nominaciones al Globo de Oro y al Premio del Sindicato de Actores (candidaturas a Mejor actriz que en efecto consiguió), Jenna Ortega tuvo que traspasar los límites de lo profesional. Así lo expuso la propia histrión en reciente charla con el podcast Armchair Expert. No obstante, ella también reconoce que fue por una buena razón: tener un personaje protagónico de mayor solidez para la popular serie de Netflix.
Según contó Ortega, originalmente ella creía que Merlina sería un show destinado a un público maduro. Sin embargo, posterior a hacerse del personaje titular y conocer su arco narrativo, comprendió que en realidad estaba apuntando a espectadores jóvenes.
“Cuando firmé por primera vez para la serie, no tenía todos los guiones. Pensé que iba a ser mucho más oscura y no fue así. No sabía cuál era el tono ni cómo sonaría la banda sonora”, explicó la histrión (vía Variety).
Por otro lado, eventualmente adoptó una postura muy intransigente con tal de impedir que Merlina cayera en demasiados sinsentidos por culpa de algunos clichés juveniles.
“Creo que nunca he tenido que ponerme tan firme en un set como con Merlina”, confesó. “Todo lo que hace Merlina [en la serie], todo lo que tuve que interpretar, no tenía ningún sentido para su personaje. ¿Estar en un triángulo amoroso? No tenía sentido. Había una frase sobre un vestido que tenía que ponerse para un baile del colegio y ella decía: ‘Dios mío, me encanta… No puedo creer que haya dicho eso. Literalmente me odio’”.
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Al final, hubo ocasiones en que Jenna Ortega se negó por completo a que Merlina avanzara por ciertos caminos inapropiados para el personaje, y ahí es donde ella percibe una actitud “poco profesional” de su parte.
“Hubo momentos dentro del set en los que me volví poco profesional y empecé a cambiar líneas [del guion]”, agregó la intérprete. “El supervisor del guion pensaba que yo iba a hacer algo y luego tenía que sentarme con los guionistas y ellos decían: ‘Espera, ¿qué ha pasado con la escena?’. Y yo tenía que ir a explicarles por qué no podía hacer ciertas cosas”.
Por otro lado, su instinto protector hacia Merlina vino acompañado de un interés en volverla enteramente tridimensional, con la posibilidad de que creciera en lo personal y lo emocional, lejos de cualquier representación caricaturesca.
“Me volví muy protectora con ella”, dijo para concluir. “No puedes protagonizar una historia y no tener un arco emocional porque entonces es aburrido y no le caes bien a nadie. Cuando eres pequeño y dices cosas muy macabras y ofensivas, es gracioso y entrañable. Pero luego te conviertes en adolescente y es desagradable y lo sabes. Hay menos excusas”.
La primera temporada de Merlina, con Tim Burton como director y productor ejecutivo, puede verse completa en el catálogo de Netflix. Una segunda tanda de episodios ya está en camino, con Jenna Ortega de vuelta en los zapatos de la chica de las trenzas.
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