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Keira Knightley se sintió atrapada tras ser «objeto de lujuria» en Piratas del Caribe

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El salto a la fama de Keira Knightley, a través de la multimillonaria franquicia Piratas del Caribe, no estuvo exento de situaciones incómodas relacionadas a su condición de mujer. La británica tenía apenas 17 años cuando interpretó por primera vez a Elizabeth Swann, heroína de la trilogía original que aunque tuvo varios momentos para mostrar bravura y destreza en combate, de inicio fue el “objeto de lujuria de todo el mundo”, en palabras de la actriz, quien en reciente entrevista habló sobre las repercusiones de aquella experiencia actoral tan limitante.

Hablando con Harper’s Bazaar, la histrión señaló que la educación que recibió de sus padres —en materia de equidad y subversión de los roles de género— chocó contra pared cuando alcanzó el estrellato a temprana edad y descubrió que la industria le ofrecía papeles que proyectaban una forma de feminidad que iba en contra de su «experiencia vivida».

«Tuve una entrada a la vida adulta bastante dura; un aterrizaje extremo debido a la experiencia de la fama a una edad muy temprana. Hay un lugar curioso en el que las mujeres deben sentarse, públicamente, y yo nunca me sentí cómoda con eso. Fue una gran sacudida», confesó.

La película responsable de poner los reflectores sobre Keira Knightley fue Piratas del Caribe: La maldición del Perla Negra (2003), del director Gore Verbinski. Ahí compartió créditos con Johnny Depp y Orlando Bloom, intérpretes del noble pirata Jack Sparrow y del herrero enamorado William Turner, quienes se alían para salvar a Elizabeth Swann, la hija del Gobernador, de las garras de una tripulación de monstruosos bucaneros.

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De cierta forma, Elizabeth asemejaba a una clásica damisela en apuros que, aunque eventualmente demostró ser una digna oponente con su espada e intelecto, al principio consistió en una mera atracción para las miradas lascivas de los malévolos piratas. Y la proyección de esa imagen a través de su personaje causó en Knightley la terrible sensación de estar “atascada”.

«[Elizabeth] era el objeto de la lujuria de todo el mundo. No es que no tenga mucho de luchadora. Pero fue interesante pasar de ser una marimacho a ser proyectada como todo lo contrario. Me sentí muy limitada. Me sentía muy atascada. Así que los papeles que hice después trataban de salir de esa situación», compartió la actriz.

De acuerdo al artículo de Harper’s Bazaar, Knightley se sintió «bastante impotente» entre los años 2003 y 2008 en lo concerniente a su trayectoria, a pesar de haber estelarizado cintas aclamadas y galardonadas como Orgullo y prejuicio y Expiación, deseo y pecado, ambas dirigidas por Joe Wright.

«No sabía cómo articularlo. Me sentía como enjaulada en algo que no entendía», agregó la intérprete.

Afortunadamente, la histrión ha sabido salir avante y hoy por hoy sigue muy activa en la industria audiovisual. Por lo pronto, podremos verla en El estrangulador de Boston, una película basada en hechos reales donde encarna a la periodista Loretta McLaughlin, la primera que conectó los crímenes y dio a conocer la historia de un asesino serial que puso en jaque a la ciudad de Boston, Massachusetts, en la década de los 60. La cinta se estrenará el próximo 17 de marzo en México y Latinoamérica desde la plataforma de streaming Star Plus.

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