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La casa del dragón: las batallas internas – Crítica del Episodio 3

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En casi todo juego existe un medio tiempo en el que se intercambian las cartas o las posiciones. El episodio 3 de La casa del dragón podría ser ese momento dentro de la temporada. Ese en donde las fichas se reparten de nuevo para situar nuevas estrategias y sobre todo para continuar con una exploración más profunda de cada jugador. 

Desde el inicio del episodio es evidente que de nuevo hemos saltado en el tiempo. En esta ocasión son tres años en los que el rey Viserys (Paddy Considine) ya contrajo matrimonio con Alicent Hightower (Emily Carey) y en donde ambos tuvieron un pequeño llamado Aegon que ahora cumple el segundo día de su nombre. Además la nueva reina ya carga con otra criatura próxima a nacer. 

Al fondo Rhaenyra Targaryen (Milly Alcock) observa con cierto rencor y un temor creciente de que quizás ya no sea la heredera de Poniente. En adición su padre insiste en que es momento de que encuentre una pareja para el matrimonio. Razón de que comience a mover los hilos para buscar un candidato. Situación que nos brinda la oportunidad de conocer un sinnúmero de nuevos intérpretes que pertenecen a casas varias, como la Lannister.  

la casa del dragón episodio 3 crítica

Rhaenyra no puede soportar su situación y por ello el episodio 3 de La casa del dragón es un momento de gran introspección para ella. En la soledad del bosque la princesa descubrirá el dragón que lleva dentro, mientras también crea lazos importantes con un personaje que será mucho más relevante de lo que se piensa conforme avance la temporada. 

Está de más mencionar que tal personaje o situación tienen importancia. A decir verdad la serie creada por George R. R. Martin y Ryan Condal es ese tipo obra en donde nada sobra y todo suma. Este episodio, en su mayoría, es uno de los más serenos porque explora con más atención las disputas internas de cada personaje. Todos ellos meditativos decidirán hacia dónde se dirige su viaje, mismo que será definitorio para el resto de la temporada.

Aquí conocemos más a fondo a Alicent Hightower, quien trata de mantener con desesperación ese lazo de amistad con Rhaenyra. La creación de su personaje es uno de los más enigmáticos porque su camino se dirige hacia la inevitable confrontación por el reino, pero a la vez es ese tipo de personaje que no pertenece ni quiere pertenecer al «Juego de tronos». 

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Con motivo del segundo cumpleaños del bebé Aegon el rey organiza una cacería real. Por ello este episodio en su gran mayoría se sitúa en locaciones al aire libre. La profundidad del bosque y una playa desolada son los tableros en donde los jugadores de este episodio realizan sus jugadas. Es un contraste interesante de cuestiones narrativas. Los personajes están encerrados en sí mismos, decidiendo quienes quieren ser, a pesar de estar fuera de las paredes de piedra de sus castillos. 

Además la cacería es un pretexto para situar a los personajes lejos de su entorno y hacer una reflexión de sus personalidades frente al complejo entramado que se teje sobre la futura disputa del reino. La situación moral de acabar o no con la vida de un animal, de alguna manera pone a prueba a nuestros protagonistas.

El rey Viserys debe cazar al ciervo más bello del bosque, pero demuestra frente a sus súbditos que no tiene las agallas para llevar a cabo tal acto de brutalidad. Las personas de su consejo real se acercan para decirle cómo se hace. De la misma manera que lo hacen en la mesa del consejo ante cualquier situación en donde el rey es demasiado indolente para actuar. 

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Por otro lado Rhaenyra ubicada en la parte salvaje del bosque se toma un momento para estar a solas y analizar los problemas que tiene de frente. Ella no está cazando nada, sin embargo, la cacería llega hasta ella. Cuando un jabalí salvaje se acerca de improviso, la princesa no tiene de otra más que matar o morir. Defenderse y luchar por su vida. Todo lo anterior hace eco de la situación de su personaje y lo que probablemente tenga que hacer para no ser sobajada, ahora que tiene un medio hermano que podría quitarle el reino. 

Segundo de su nombre le hace honor a los mejores episodios más reflexivos e introspectivos de Juego de tronos. No obstante, los fanáticos de la acción y los dragones también tendrán aquí su momento de complacencia. El capítulo finaliza con la batalla más grande que hemos visto hasta el momento en la temporada. Sangre, brutalidad, desmembramientos y mucho fuego resultan en el clímax del episodio, mientras que Matt Smith, una vez más, se luce con su interpretación del intrépido Daemon Targaryen. 

Greg Yaitanes repite en la dirección, junto con el director de fotografía mexicano Pepe Ávila del Pino. Entre ambos le dan forma audiovisual al guión Ryan Condal. La puesta en escena sobre todo sucede en locaciones, pero quizás la más compleja de diseñar sea la de aquella brutal batalla que toma lugar en una playa.

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Yaitanes demuestra que tiene todo para pertenecer al catálogo de directores de esta franquicia televisiva. Su secuencia de batalla es de nivel en cuestiones de puesta en escena, pero sobre todo de suspenso narrativo. Montaje, sonido, efectos visuales y música danzan al unísono. Los fanáticos de Juegos de tronos estarán encantados de ver a los dragones en acción, en una secuencia similar al arribo a las costas de Normandía en Salvando al soldado Ryan.

A pesar de ser un spin-off La casa del dragón tiene todo lo mejor de su serie madre. Pero además también logra distinguirse por mérito propio, e insertar ciertas diferencias para encontrar su lugar. En tres episodios el show se erige como uno de los más interesantes de la televisión actual. Y se nota que los creativos detrás tienen bien agarradas las riendas del dragón. 

Los episodios de La casa del dragón llegan todos los domingos por la noche. 

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