«Si has visto uno, los has visto todos». He ahí la máxima que enuncia uno de los personajes de la cinta en la secuencia inaugural, haciendo referencia a los abundantes whodunit —relatos detectivescos enfocados en seguir las pistas de un crimen, reconstruir sus antecedentes y descubrir al culpable de entre un puñado de sospechosos— que existen en el ámbito de la literatura, el teatro o el audiovisual, y que supuestamente están tan aferrados a una fórmula que devienen indistintos. Ahora bien, cuando una fórmula se sobreexplota, es común que surjan historias empeñadas en tergiversarla, criticarla o parodiarla, que es a lo que aspira la película Mira cómo corren en sus ansias por convertirse en una bocanada de aire fresco. Pero, ¿acaso lo consigue de modo satisfactorio?
Para empezar, cabe aclarar que la ópera prima del director Tom George no renuncia a plantear un misterio que mantenga cautivo al espectador. Su táctica es adoptar los clichés del whodunit y evidenciarlos descaradamente, pero sin sacrificar el enigma en torno a un homicidio; en este caso, ambientado en los años 50 y acaecido en un teatro londinense de West End. La víctima es un antipático cineasta de nombre Leo Kopernick (Adrien Brody), asesinado tras bambalinas la noche de la presentación número 100 de la obra La ratonera de Agatha Christie. Es entonces que entran en escena el inspector Stoppard (Sam Rockwell) y la agente Stalker (Saoirse Ronan), una clásica pareja dispareja con la encomienda de investigar el crimen y armar el rompecabezas.
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Hasta cierto punto, Mira cómo corren se antoja equivalente a Scream, la película slasher que en 1996 arribó a cines para desmenuzar el terrorífico subgénero al que pertenece y enlistar sus reglas. En ambos títulos, el atributo autorreferencial es uno de los principales atractivos. Y en lo que concierne al reciente estreno, el jugueteo metatextual opera mediante rompimientos de cuarta pared, con personajes que le hablan al público o que anticipan cómo el mismo filme se irá articulando. Afortunadamente, no son recursos de los que se abuse ni que dejen de ser divertidos en su mayoría. Pero un inconveniente de esta cinta policiaca yace en su falta de sutileza e ingenio a la hora de desafiar las expectativas de la audiencia.
Respecto a otras producciones whodunit empapadas de comedia, Mira cómo corren incluso se siente rezagada. Frente a su discurso meramente burlesco —que al final no es tan agudo ni transgresor—, los últimos tres años nos han traído la serie televisiva Only Murders in the Building, que enriquece la ecuación con la variable de los podcasts de crimen real (hoy en día muy populares), y el largometraje nominado al Óscar Entre navajas y secretos, que trastoca el molde a favor de un comentario sobre el privilegio, la hipocresía y la xenofobia en Estados Unidos.
Por su parte, cuando la historia parece encaminarse al tema de la insensibilidad y oportunismo en el mundo del espectáculo, la película de Tom George mete freno estrepitosamente en aras de preservar su ligereza. Y no está mal que lo haga; sólo resulta un poco frustrante que no tenga un propósito más allá de ridiculizar una receta que ya otros están actualizando y reinventando.
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En materia de imágenes, Mira cómo corren inevitablemente evoca el estilo de Wes Anderson; en particular, por el modo de hacer comedia visual (fíjense, por ejemplo, cómo un grupo de personas retroceden en línea recta y de forma ordenada ante una situación amenazante). Hay también alusiones claras a Alfred Hitchcock, además de un pequeño homenaje a Stanley Kubrick y una persecución salida de la caricatura Scooby-Doo. Así, la mezcla variopinta conduce a un pastiche que si bien seduce la mirada, forcejea para emanar una personalidad propia. No obstante, hay que concederle que su recurrente utilización de la multipantalla —al inicio, un tanto arbitraria— termina volviéndose un encantador mecanismo para fusionar a cuadro diversas perspectivas y subrayar rítmicamente las transiciones.
Al novedoso whodunit asimismo le favorece una vibra que quizás recuerde a El ladrón de orquídeas, aquella película de 2002 que en lugar de sencillamente ser un adaptación fílmica de la homónima novela, habla del complejo proceso de adaptarla. Mira cómo corren tampoco lleva al cine (de manera íntegra) el texto en que muy libremente se inspira; en su caso, la verídica obra teatral La ratonera. Esto se debe a que el guion de Mark Chappell prefiere convertirla en un elemento más de su ficción autorreferencial, similar a lo que ocurre en el largometraje de Spike Jonze.
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El elenco cumple a la perfección, teniendo todos una oportunidad de demostrar su timing cómico. Sam Rokwell entrega además varios momentos disfrutables de comedia física, en su rol de detective huraño y fastidiado. Pero quien obviamente estaba destinada a robarse la película es Saoirse Ronan. La actriz sale de su zona de confort para encarnar a una sidekick sumamente hilarante, cuya mirada penetrante —signo de ferocidad en la protagonista de La dos reinas— aquí transmuta en una delicia humorística. Destacan también sus inoportunos juegos de palabras y su riguroso uso de la libreta policial; una característica que sin duda enorgullecería al sargento Nicholas Angel de la película Hot Fuzz.
Mira cómo corren cumple con brindar entretenimiento sin reparos. Probablemente no posea la línea argumental más depurada ni una crítica incisiva a una fórmula que ya lleva tiempo siendo revisada y transformada. Sin embargo, es un buen ejercicio que rinde homenaje a la imperecedera fascinación del público por el whodunit y las variadas formas de reinterpretarlo. Si mínimo sales del cine queriendo revisitar tu aventura favorita de Hercule Poirot o con ánimos de jugar Clue: Súper Detective, misión cumplida.
¿Dónde ver Mira cómo corren?
Miran cómo corren llega a Star Plus el 14 de diciembre de 2022.
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