El día de hoy She-Hulk llegó a su episodio 3 con paso firme y con nuevos puntos para el análisis. Existe un cúmulo muy amplio de ideas e intenciones en la nueva serie de Marvel y Disney Plus. Intenciones que van desde generar entretenimiento, y desde luego vender con ello, hasta dejar en expuesto posturas ideológicas y sociales muy interesantes. Pese sus varias pretensiones, resulta en algo muy valioso que triunfe y sepa cómo manejarlas todas. Lo que aconteció esta semana en la pantalla es prueba contundente.
Jennifer Walters (Tatiana Maslany) debe lidiar con el controversial video de Emil Blonsky (Tim Roth) escapando de prisión. Para exculpar al acusado y ganar el caso necesita el testimonio del Hechicero Supremo (Benedict Wong). Mientras tanto la División de Leyes Sobrehumanas recibe un nuevo caso, en en el que un hombre busca una compensación monetaria por una asgardiana cambiaformas que le estafó con miles de dólares. La dos tramas danzan entre sí hasta encontrarse y el mismo guion se aplaude a sí mismo cuando te hace notarlo a través del rompimiento de la cuarta pared. Así es She-Hulk.
Hasta el momento se ha distinguido entre sus hermanas del estudio por su carácter y su marcada personalidad. Es decir, por fuera, una más del intrincado universo cinematográfico de Marvel. Por dentro, una comedia de situación, con una fuerte carga de comentario social. Combinaciones inesperadas que prueban que las producciones comandadas por Kevin Feige se pueden diseñar de mil maneras y que con el talento adecuado se les puede poner en marcha con facilidad.
Si bien el MCU no está exento de comedia, en esta ocasión el todo está engolosinado con las pautas y características de una sitcom. Comedia de situaciones un tanto absurdas; con disparates de palabras; y desde luego con varias críticas y burlas de humor negro que ridiculizan o exponen los defectos de sus personajes. Sin dudarlo, puedo decir que hasta ahora este show es el más divertido que tiene el MCU y con la que más carcajadas genuinas he compartido.
La serie de Jessica Gao contiene una línea feminista muy marcada. A este autor le gusta bastante aquello. Especialmente porque con la comedia se sirve de ejemplos, sketches y personajes para burlarse del patriarcado dominante, para al mismo tiempo exponer sus fallas en el funcionamiento de la sociedad moderna. Uno no puede evitar preguntarse cómo reaccionará cierto público (masculino, sobre todo) ante tantos embistes. Derechazos elegantes, nada ofensivos, pero sí bastante certeros.
En el episodio 3 de She-Hulk hubo constantes ejemplos de aquello. La subtrama sobre la defensa de un personaje machista y ególatra. O una escena en la que se muestran un sinnúmero de comentarios misóginos en redes sociales. Mismos que a la fecha existen y que probablemente inunden los comentarios de este texto. Esas y otras muestras de marcadas problemáticas del mundo real son el campo de juego para que Gao y su equipo construyan comedia, instruyan a los espectadores receptivos y hagan una diferencia dentro este tipo narrativas.
En medio de todo aquello, también se toma el tiempo para marcar la casilla Marvel. Desde el comienzo del episodio, la protagonista nos recuerda que esta serie no es la típica llena de cameos y fanservice. Pero tras unos segundos reflexiona y admite que lo es. Su humor autoconsciente funciona bastante mejor de lo que lo harían las películas de Deadpool. Sobre todo porque no se abusa del recurso en donde se rompe la cuarta pared, ni lo utiliza para llegar a conclusiones aceleradas en su argumento.
La aparición de Wong es acertada. Rellena el hueco que existía sobre cierta escena de Shang Chi y la leyenda de los diez anillos, con una justificación tan simple que no dan ganas de pedirle más explicaciones. Al mismo tiempo, la trama sobre la liberación condicional de Emil Blonsky (Tim Roth) reflexiona sobre los finales que se le pueden dar a un villano de los superhéroes. El molde se rompe, mientras abraza lo prometido: convertirse en una serie de abogados, juzgados, jueces y leyes.
Es inevitable admirar el esfuerzo y el gusto con el que los guionistas diseñan a sus personajes. Mientras que en el papel todo funciona de manera adecuada, quizá visualmente es en donde más flaquea. Parece que con cada episodio que pasa, los efectos visuales se muestran menos trabajados. Resulta incómodo en ciertos momentos, e incluso puede ser un distractor. No obstante, la actuación de Tatiana Maslany está tan en forma que pronto el espectador olvida cualquier otro inconveniente.
Por ahora She-Hulk mantiene el volante con firmeza en una buena dirección. Lo más emocionante es que al parecer ya se han agotado todas las imágenes de los avances promocionales, por lo que nos quedan por delante siete episodios de total incógnita. El viaje es placentero y gustosos lo sortearemos hasta el final.
Los nuevos episodios salen todos los jueves en Disney Plus.
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