En los últimos años, el cine de terror español se ha consagrado como toda una promesa. Su peculiar estilo a la hora de abarcar posesiones, tramas demoníacas, y personajes con pasados oscuros ha llamado la atención del público internacional. Por ello, Venus, la nueva película del director Jaume Balagueró (Rec), se vislumbraba como una gran bocanada de aire fresco. No sólo marcaba el regreso del cineasta al género que le dio fama, también prometía una historia llena de simbolismos y una gran protagonista interpretada por Ester Expósito (Élite). ¿El resultado final se encuentra a la altura de las expectativas?
Lucía es bailarina en una discoteca tecno de Madrid. Una noche roba una bolsa de viaje repleta de drogas que pertenece al dueño del club. Contra todo pronóstico, logra escapar, pero con una puñalada en la pierna. Para evitar el hospital, se refugia en el edificio “Venus”, donde viven su hermana y su sobrina pequeña. Una vez ahí, el trío comienza a notar que algo extraño ocurre en el lugar y en las actitudes de los vecinos. La desaparición de una de ellas provocará que se detone un horror antiguo capaz de poner sus vidas en peligro. Al mismo tiempo, un grupo de matones pretende acabar con Lucía y recuperar la droga que robó.
Comenzando por lo positivo, vale la pena destacar el trabajo de Expósito como Lucía. Desprendiéndose de los papeles llenos de lujuria y maldad que había interpretado recientemente, la actriz demuestra que tiene todo para convertirse en una “scream queen”. El guion de la cinta le permite jugar con distintos matices a lo largo del filme. Y sin duda va ganando fuerza conforme avanza la historia.
Lo mismo aplica para la pequeña Inés Fernández, quien da vida a Alba, sobrina de Lucía. A pesar de su corta edad, Fernández logra sacar adelante las complicadas escenas que protagoniza. Ojalá el grupo de matones hubiera aprendido de ambas, pues sus sobreactuaciones rayan en el ridículo y contribuyen a caer en un tremendo cliché.
Irónicamente, el buen desempeño de las protagonistas saca a la luz el problema más grande de Venus, y es que la película busca ser todo, pero jamás entrega algo concreto. Tomando como inspiración Los sueños de la casa de la bruja, un cuento de H. P. Lovecraft, el guion de esta cinta tiene pretensiones cuya ejecución no resulta satisfactoria. Al principio, la historia de Lucía parece enfocarse en el thriller y el crimen, pero no resulta emocionante. Una vez que el personaje se encuentra con sus familiares, parece que Venus apostará por el drama, pero tampoco logra que la relación de la protagonista con su familia importe.
Es hasta que ocurren ciertas escenas de terror (bastante gratuitas, por cierto) que la película encuentra atisbos de identidad. Desafortunadamente, para ese punto ya han pasado casi 30 minutos en los que no queda claro lo que se está viendo. En un intento por sorprender y entregar una propuesta arriesgada – algo que se agradece -, Balagueró y Fernando Navarro (La posesión de Verónica) construyeron una historia terriblemente rebuscada que se atragantó en su ambición. Curiosamente, el guion se convierte en el mayor enemigo de Venus. Y es que, si lo piensan detenidamente, una sola decisión de las protagonistas pudo haber evitado 100 minutos de tedio.
De nada sirve que haya un buen maquillaje, solidos efectos especiales y un festín de escenas perturbadoras, si todo se siente como una plasta de ideas sin un destino fijo. Sumémosle, además, problemas de continuidad y una trama que, aunque pretenciosa, termina siendo predecible para cualquiera con un ojo entrenado en el terror. Si los momentos tensos no emocionan, y el drama no resulta emotivo, los momentos de fantasía y «terror elevado» solo hacen que el espectador gire los ojos. Una tremenda lástima, pues los elementos estaban ahí para lograr que el último acto fuera demoledor.
Entre narcotraficantes, dramas familiares, vecinos perturbadores y toques de horror cósmico, es evidente que Venus tenía buenas ideas. Desafortunadamente, el paso de los minutos revela que su guion apostó por forma en vez de fondo. Y aunque el resultado final es interesante para la vista, esta nueva representante del terror español no supo qué quiso ser, por ello se quedó muy lejos de explotar su potencial.
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