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Jonathan Majors sacude la vida de Adonis en Creed 3: “Mi misión es ser disruptivo”

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No cabe duda de que Jonathan Majors está teniendo un año magnífico. No sólo se perfila para ser uno de los villanos con más peso en los próximos años de una de las sagas de superhéroes más queridas de todos los tiempos. Además, está rompiendo el circuito festivalero con Magazine Dreams, una propuesta que ya está dando de qué hablar. Pero él quiere más. Resulta increíble, y hasta imposible, que en una carrera que ha estado marcada por el tránsito despreocupado entre géneros narrativos, el intérprete nunca se haya topado con las cintas deportivas, no obstante, ese era el caso. Con Creed 3, Jonathan Majors por fin tuvo la oportunidad de probar suerte en otros terrenos del cine, y el rol en el que lo hizo le dio todo el espacio necesario para jugar en los claroscuros que tiene un antagónico.

Y es que si algo reconoce el actor es que la franquicia de Creed y Rocky era la mejor para entrar al mundo de los deportes, pero también para desarrollar un personaje con toda la libertad que quisiera. En la película, Majors le da vida a Damian “Dame” Anderson, un viejo conocido de Adonis Creed que regresa mucho tiempo después transformado en un amenazante rival que no tiene nada que perder, por lo que retará al protagonista a subir al ring para ver quién es el mejor y llevarlo todo al límite.

Hablamos con Jonathan Majors sobre Creed 3 y su cruzada personal para darle tridimensionalidad y ferocidad al adversario más rudo del boxeo ficticio. También nos dijo por qué valora su bromance con el director y estelar del largometraje, Michael B. Jordan, y nos reveló cómo manejó su integración a un universo de pugilismo cinematográfico que lleva mucho tiempo establecido.

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Jonathan Majors en Creed 3, donde interpreta un antagonista.

¿Qué tiene el género deportivo que te hizo decir: “Quiero explorarlo”? Porque en tu carrera has abarcado muchos géneros, desde la ciencia ficción hasta el western, pasando por el crimen, y ahora te aventuras a una película deportiva…

Simplemente, de alguna manera, he evitado ser encasillado. He evitado esas trampas. Y creo que se remonta a mis días en la escuela de actuación, donde —y esto fue su plan, pero no el mío— nunca me dejaron interpretar el mismo personaje dos veces. Ni tampoco me dejaron interpretar, entre comillas, a un “protagonista”. Creo que después de que esa frustración pasó, entré en un patrón, siempre tratando de encontrar la siguiente cosa y hacerlo de manera diferente. Entonces, como tú lo señalas de forma tan certera, he actuado en diferentes géneros, pero no me había topado con el género deportivo y, para mí, no había otra franquicia o mundo mejor para entrar que el Rocky-verso o el Creed-verso. Así que he tenido mucha suerte en eso. No lo pensé dos veces, tengo el hábito de cambiar.

¿Qué puedes decir sobre el pasado de Adonis? Como un personaje que atormenta a Adonis, ¿por qué piensas que él está atormentado por su pasado? ¿En tu opinión, por qué pasa eso?

Creo que a Adonis lo atormenta su pasado porque es un punto tan fracturado en su vida, antes de que él encuentre a su familia, justo antes de que Mary-Anne [su madre adoptiva] lo saca de los hogares de acogida y todo eso. Está varado y perdido. Y creo que en la primera película de Creed lo vemos en una posición en la que por fin tiene los pies sobre la tierra. Y está en un momento de su vida en el que es necesario reflexionar. Se ha dado cuenta de eso al crecer y sobrevivir. Hay un punto ciego. Y para que él esté completo, tiene que lidiar con ese punto ciego. Pero como sabes, los puntos ciegos siempre dan miedo porque no sabes qué hay ahí. Puede no haber nada, o puede haber un semirremolque, y en este caso, ese es Damian, quien probablemente es tan aterrador como un semirremolque.

Damian representa el pasado de Adonis de muchas formas. Representa su tiempo en el hogar de acogida, pero también representa a Adonis de cierto modo. Es un Adonis más de la calle, un Adonis más vulnerable. Esta es la única dinámica en la franquicia Creed en la que Adonis no es “el protagonista”. Porque cuando éramos niños, yo dirigía el show. yo le enseñaba. Éramos compañeros, pero yo era su hermano mayor, era el protector.

Cuando nos encontramos con Creed en la primera película, él es un lobo solitario que se convierte en el campeón, que se convierte en todas esas cosas. Sí, tiene a Rocky, que le sirve de mentor y lo construye, pero no hay un colega contemporáneo suyo en el que tenga que enfrentarse a algo que le empuje cultural, espiritual y emocionalmente de la forma en que lo hace Damian, porque está conectado a lo que es Adonis Creed.

Jonathan Majors en Creed 3.

Al principio comentaste algo del Rocky-verso y el Creed-verso, y algo que encuentro muy divertido de explorar es que cada rival que Rocky y Adonis han tenido, cada uno cuenta con un elemento distintivo que los hace ser quienes son, algo que los hace únicos, desde Viktor Drago hasta Ricky Conlan. ¿Qué trajiste a la película que fuera tuyo, en términos de actuación y caracterización? ¿Qué es algo que fuera divertido para jugar con el personaje de Damian?

Bueno, pienso en Damian como un héroe popular estadounidense. Es quien tiene el sombrero negro en la película de vaqueros en el western. No es el sujeto que se va o al que alejan. Él es de la tierra, es de la ciudad. No es un adversario extranjero. Se trata de alguien local, se trata de la oposición local. Esta es una historia sobre un hombre que viene de un lugar, vuelve a un lugar y trata de cambiar ese lugar y se cambia a sí mismo. Y así, en muchos sentidos, es Los Ángeles contra Los Ángeles. No es Estados Unidos y Rusia. No es un campeón improbable. Él va con todo. Estamos viendo a adversarios reales, némesis reales que se unen y tratan de resolver algo que es extremadamente emocional, personal e histórico.

Así que mi objetivo con Dame era hacerlo lo más real posible, hacerlo lo más “Los Ángeles” posible, hacerlo lo más cercano a la realidad, si no un hecho, un símbolo de algunas de las experiencias que he presenciado tratando con hombres negros específicamente, que han lidiado con el encarcelamiento y, en última instancia, traer realmente el elemento del soñador. Creo que ahí es donde Damian se separa de los otros antagonistas en la franquicia de Rocky y Creed, en el sentido de que él es un soñador. Realmente hay una gran cantidad de esperanza en Damian, y está luchando por algo más que el campeonato, algo más que ser el campeón del mundo. Es por eso que [Adonis y mi personaje] pelean de nuevo más adelante en la película.

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¿Qué encontraste en Michael B. Jordan como director que no encontraste en él como actor, y viceversa?

Esa es una gran pregunta. Como director, creo que se trata de enfoque. Veo que tiene una visión macro de todo. Tiene vista de ave para todo lo que está pasando en la escena, que lo que estaremos rodando mañana estaba sucediendo en esta otra escena. Y al mismo tiempo, él está supervisando el vestuario. Él está diciendo: “Está bien, él está usando eso, yo llevo esto puesto, él lleva esto puesto, ella está haciendo esto”. Ese tipo de alcance, tener la mente abierta de esa manera, ser capaz de ver todo eso y orquestar todo eso es bastante impresionante para cualquier director, especialmente para un director primerizo.

Y luego, como actor, yo diría que es todo lo contrario. Tiene un enfoque láser sobre lo que está sucediendo en esa escena en particular, en ese diálogo en particular, en esta toma en particular. Él realmente está prestando atención a eso. Tiene la mentalidad de un peleador. Va round por round, golpe por golpe, escena por escena, palabra por palabra. “¿Es esta la mejor manera de contar la historia?” Esa combinación, valga el juego de palabras, es la que le convirtió en el sujeto perfecto para protagonizar y dirigirnos a todos en esta iteración.

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Jonathan Majors en Creed 3, película dirigida por Michael B. Jordan.

Una de las cosas que me gustan de tu personaje es que tiene una especie de dualidad. Él quiere hacer las cosas bien para sí mismo, pero al mismo tiempo tiene que enfrentarse a ser guiado por Adonis, quien ya tiene éxito. Como actor, ¿cómo te pusiste en la mentalidad de: “Tengo que insertarme en la narrativa de este sujeto que lo tiene todo, mientras yo estoy aquí intentándolo”? ¿Es difícil poner tu personaje en una narrativa que ha existido durante varios años, que tiene una historia de fondo completa, mientras tú eres completamente nuevo en la franquicia?

Buena pregunta. Siento que hubiera sido difícil insertarme en un mundo que ya existía. Pero si mi misión como el órgano que represento, como Damian, es ser disruptivo, es bastante útil que todo sea armonioso, que el mundo ya esté establecido, que tengamos lo que Creed 1 y Creed 2 acumularon. Digamos, cuatro horas y media, ¿no? Cuatro horas y media de cine. ¿cierto? Tengo este panorama armonioso para llegar y perturbarlo por completo, para que el público entienda lo que eran Creed 1 y Creed 2. Los personajes, los actores, los productores piensan que entienden lo que son la primera y la segunda película de Creed.

Así que cuando llego a Creed 3, tengo el beneficio. de poder romper esa armonía en cierto modo. El hecho de que todo esté tan establecido hace mi trabajo mucho más fácil. Y repito, los productores y el elenco y todos los que han trabajado en las películas anteriores —¿cuál es la palabra?— lo han abrazado. En última instancia, lo que sucede es que Damian se convierte en esa parte de Creed 3 que incluye esa energía disruptiva para reconfigurar todo. Es un tema principal en la historia.

Michael y tú comparten una historia, porque él también ha sido villano en una franquicia en la que vas a entrar. Ya filmaste esa película como villano del género de superhéroes [Kang el Conquistador, en Ant-Man and the Wasp: Quantumania]. Pero sí, él también ha estado en ese lugar [con Killmonger, en Pantera Negra]. ¿Cuándo estabas en el set de Creed 3 Michael te dio algún tipo de consejo para ser un villano, tanto en esta como en las otras películas de superhéroes en las que estás a punto de participar? ¿Qué tipo de aportación te dio para ambos personajes desde la perspectiva de un rol de villano?

Creo que lo hermoso de Michael B. Jordan es que predica con el ejemplo y hay que hablar muy poco. Creo que la belleza de hacer esta tercera película es que se ha convertido en uno de mis mejores amigos. En nuestra amistad hay una cantidad igual de respeto entre nosotros y cierta confianza, porque estamos construidos de la misma manera. Y ambos queremos incitar al cambio en la industria e incitar un cambio y una catarsis en nuestro público y nuestros compañeros de escena. Y ese respeto va acompañado de cierta distancia y admiración.

No me cabe duda de que él me admira tanto como yo a él. El bromance es real, de Creed 3 a Quantumania, a Killmonger. Él estaba filmando Pantera Negra 2, yo estaba filmando Quantumania, y había cierta comprensión de que ambos somos soldados en esta batalla. Y como nos decimos todo el tiempo: “Nos encontraremos en medio”, lo que significa: “Tengo plena fe en que sin mis instrucciones o mis consejos puedes llegar a donde necesitas ir de la manera que necesitas hacerlo”. Y él tiene la misma cantidad de respeto por mí. Él sabe que nos veremos allí. Es la mejor amistad que uno puede esperar.

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