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Redescubrir la maternidad: El cine reciente y su retrato de la madre

Cine y maternidad

Tener hijos es un acto monumental. Debería ser una decisión informada y libre. Sin embargo, este no siempre es el caso; sobre todo cuando se trata de las políticas de salud que afectan a los derechos reproductivos de las mujeres. Existen muchas ideas sobre lo que significa ser madre, sobre cómo debería verse y actuar una mujer cuando es mamá. ¿Quién es una buena madre? Nuestra sociedad usa «varas» que pretenden medir el desempeño de las madres, tomando en cuenta parámetros sexistas o simplemente irreales.

Afortunadamente, ya se empiezan a tener conversaciones que buscan devolver el control de la narrativa a las mujeres y las madres. El cine, por ejemplo, es uno de los medios que en años recientes ha apostado por retratar la maternidad con perspectivas más cercanas a las experiencias reales de las mujeres.

El mito del instinto maternal

Se le suele llamar «instinto maternal» a la supuesta respuesta emocional automática que las mujeres experimentan ante un bebé: la habilidad «natural» de convertirse en cuidadora, de amarlo incondicionalmente y saber exactamente qué necesita. Sin embargo, ese concepto también puede generar presión y culpabilidad cuando no se “está a la altura”, incluso cuando hay estudios que demuestran que, lejos de ser un hecho científico, el instinto maternal es un mito.

En realidad, no hay fundamento científico que respalde que el instinto maternal sea parte de la genética de las mujeres. Como lo demuestran las siguientes películas:

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La hija oscura (2021)

La hija oscura

En 2021, Maggie Gyllenhaal estrenó su película La hija oscura, que sigue las vacaciones en solitario de Leda, una profesora que lidia con la culpa y con sus emociones contradictorias, mientras vemos flashbacks de sus primeros años como la madre de unas niñas pequeñas. Al verla, puede que resulte chocante observar en pantalla a una madre que, lejos de atender sus necesidades, abandona a sus hijas por años. Tal vez lo retratado en la película resulte incómodo en un inicio; inimaginable, incluso, para muchas personas. Y eso nos demuestra que hay escasez en la diversidad de historias sobre maternidad. Pero hacer un retrato realista, aunque inusual, es justamente lo que Gyllenhaal buscaba al adaptar esta historia que surgió de un libro escrito por Elena Ferrante:

«Es una película acerca de tratar de aceptar y normalizar el enorme espectro de sentimientos que son parte inherente de ser un progenitor. Nos han dicho que solo algunas cosas son realmente aceptables en términos de nuestros sentimientos sobre ser [madre o padre], y sin embargo tener hijos es, yo creo, el más complicado, increíble y también grande reto que hay. Es natural que haya un espectro masivo de sentimientos al respecto», mencionaba Gyllenhaal en una entrevista con The Washington Post.

Las acciones del personaje de Leda (interpretada por Olivia Colman) son un reflejo de un cúmulo de experiencias, decisiones y de su propia personalidad. Y ella es parte de ese enorme espectro de la maternidad mencionado por la directora.

«No recuerdo haber visto a una mujer como Leda representada en pantalla antes. Es abrasadoramente honesta, la descripción de no ser, necesariamente, una gran mamá. […] cuando la joven Leda no siente que su pareja aprecia su cerebro o su habilidad tanto como la suya, ahí es cuando las cosas comienzan a ir mal. Puedo entender, realmente, por qué ella se encuentra al límite. No está siendo vista ni escuchada«, explicaba Olivia Colman a la BBC sobre su personaje.

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Babadook (2014)

Cine y maternidad en Babadook

El cine de terror puede presentar los miedos y ansiedades relacionados a la maternidad de un modo muy físico. Cuando vemos Babadook (2014), de Jennifer Kent, primero puede sorprendernos lo mucho que Amelia (Essie Davis) batalla con el temperamento de su hijo. Incluso, nos damos cuenta de que Amelia tiene mucho resentimiento por lo que debe hacer para cuidar al niño. Y todos esos sentimientos se manifiestan en una criatura alta, oscura y aterradora que los acecha a ella y a su hijo.

«Aparte de Tenemos que hablar de Kevin [película del 2011], no puedo pensar fácilmente en otros ejemplos [del cine que retraten a la maternidad como algo complejo] y es una gran cosa de la que no se habla. Todas, como mujeres, estamos educadas y condicionadas para pensar que la maternidad es un asunto sencillo que simplemente pasa. Pero ese no siempre es el caso. Quería mostrar a una mujer real que se estaba ahogando en ese ambiente. Pensé que tal vez sería criticada por mujeres, por madres, porque no soy mamá. Lo opuesto ha ocurrido; he experimentado un respiro de alivio colectivo porque la mujeres están viendo a una mamá que es humana. Claro, es una situación extrema pero me doy cuenta de que muchas mujeres tienen esos sentimientos que Amelia atraviesa a algún punto del camino«, explicaba Kent en entrevista con The Guardian.

En la película, Amelia lidia con el luto de haber perdido a su marido en el momento en el que dio a luz a Samuel. Esa tristeza se suma a las responsabilidades de ser madre y el único sustento de su niño. Embotellar la frustración que experimenta resulta peligroso hasta para su propio hijo. Por eso, en lugar de postular que cualquier sentimiento negativo debe ser enterrado, la película propone que uno se reconcilie hasta con las partes más «oscuras» de uno mismo.

Y más allá de lanzar juicios o pensar en sugerencias para lidiar con las situaciones presentadas en las películas mencionadas, podemos hacer el ejercicio de trasladar lo observado a la realidad. Realmente, no existen las “madres perfectas”, que saben hacerlo todo gracias al “instinto maternal”. El cine y este retrato moderno de la maternidad que hace, le brinda a la conversación la complejidad necesaria.

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Corona de lágrimas (1968)

Una olla de presión social

Parte de las razones por las que la maternidad se vuelve un tema tan complicado son justamente las expectativas que hay a su alrededor y la presión social que la envuelven. En conversaciones, nunca faltan las preguntas típicas: “¿Para cuándo los niños?”, o los (no pedidos) consejos sobre nuestro “reloj biológico”, sin que la conversación inicie con la pregunta de si se desea ser madre o no.

Desde 1922 se comenzó a celebrar el Día de las Madres en México. Y en nuestro país la figura de la madre es casi la de un ídolo. Abnegada, sacrificada, idolatrada El cine mexicano ha hecho eco de esta imagen de la maternidad desde la Época de Oro.

Por ejemplo, tenemos al personaje de Doña Luisa García, interpretada por Sara García, en la película de 1947: Los tres García. Si bien el rol no era el de la madre de los protagonistas, sí era la abuela que los había criado a todos. Y Doña Luisa es una mujer enérgica que, aunque corrige a sus nietos, los ama incondicionalmente y busca su unidad. A su vez, tenemos a Marga López como Doña Refugio en la película Corona de lágrimas (1968), una mujer que se sacrifica emocional y físicamente por sus hijos. En este largometraje, Refugio perdona una y otra vez a sus hijos y no pone ningún límite en cuanto a lo que da por ellos.

En México también hay una fuerte asociación de las madres con la figura de la Virgen de Guadalupe, la representación de pureza, bondad y absoluto sacrificio. De hecho, el Día de las Madres es en mayo por ser el mes consagrado a la Virgen María.

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Huesera (2022)

Sin embargo, ese tipo de representaciones empezarían a cambiar poco a poco en los años siguientes. Las madres siguen sufriendo el peso de ser los pilares de las familias, pero ya no son perfectas ni felices. Algunas, como sucede en Naufragio (1977), de Jaime Humberto Hermosillo, muestran una abnegación que cae en lo patológico.

Fue hasta que las mujeres empezaron a tener mayor presencia en el detrás de cámaras del cine mexicano que las representaciones de la maternidad empezaron a evolucionar. Se puede ver en películas como La caótica vida de Nada Kadic de Marta Hernaiz Pidal (2018) o Huesera de Michelle Garza Cervera. Destacamos esta última, por ser, además, una propuesta de género:

Cine y maternidad en Huesera

En la película de terror Huesera (2022) de Michelle Garza Cervera se retrata, de magnífica manera, el daño que la presión social puede causar. En la película seguimos a Valeria, interpretada por Natalia Sorián, una mujer que se ve feliz con su pareja y que busca quedar embarazada. Lo fascinante de la historia es que poco a poco nos vamos dando cuenta, ella y nosotros como audiencia, de que ese deseo explícito por ser madre podría no venir de ella. De hecho, se vuelve evidente que Valeria ha pasado toda su vida haciendo lo que se espera que haga, como estudiar y casarse.

«[…] honestamente no es que nos quisiéramos enfocar solo en la maternidad, sino que queríamos hablar de la familia o de la familia nuclear y de la domesticidad, de esa sensación de que existe un único camino a la felicidad y que todo lo disidente a ello, pareciera ser un camino a la miseria, la tristeza y la soledad. Eso nos parece bastante aterrador, ¿no? Creo que hay otras formas de hacer familia», platicaba Michelle Garza Cervera al Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM).

Y es ese conflicto entre quién debería ser y quién quiere ser, lo que desencadena conflictos y heridas de todo tipo en su vida y la de aquellos cercanos a ella. Sería fácil asignarle la culpa a Valeria, por “no saber lo que quiere” o por ser “indecisa”. Pero eso sería un análisis superficial de lo que ocurre con ella; porque Valeria está envuelta, como muchas otras mujeres, en múltiples capas de presión social que nos indican que salir del “buen camino” no es una opción y que puede alienarnos de todo lo que conocemos.

«La maternidad realmente está muy presente no solo en las clásicas películas de horror maternal, pues, de verdad, en muchísimas películas de horror hay muchos conceptos muy profundos que comparan la maternidad con lo monstruoso. Casi que es el mismo discurso de siempre, de culpar a las mamás de todos los males, ¿no?«, explicaba también la directora al FICM.

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Red (2022), cine y maternidad

Sobre salud mental

Aunado a todo ello, la maternidad puede ser un concepto que afecte nuestra salud mental o, bien, que se vea afectada por esta.

Red

En Red (2022), película animada de Pixar y dirigida por Domee Shi, el núcleo emocional se encuentra en la relación que hay entre Meilin y su madre Ming (Rosalie Chiang y Sandra Oh, respectivamente). La película nos habla sobre cómo el trauma de una madre puede transmitirse, en este caso, a su hija. Este trauma generacional no solo influye en la personalidad de la madre y de la hija, sino en la relación que tienen.

«Era importante para nosotras mostrarla [a Ming, la madre] no como una villana, pero sí como una fuerza y un gran obstáculo que Meilin debe enfrentar para obtener lo que ella quiere, que es 4*Town. Así que, siempre fue difícil balancear esos matices de cómo mostrarla como un personaje de madre tridimensional y empático, pero también dejar que hubiera conflicto muy jugoso y algo incómodo», explicaba Shi a Deadline.

Las barreras de comunicación entre generaciones pueden deberse a situaciones personales que no han sido sanadas. En Red, la idea de la perfección que estuvo tan inculcada en Ming, la madre, permeó en la manera en la que trata a su hija Meilin. Hay peleas que vienen de la incapacidad de aceptar que no son iguales. Además, Ming carga con la presión de ser una “buena madre” y una “buena mujer” en el modo que ella ha observado en generaciones pasadas.

«Realmente queríamos usar al panda rojo como una metáfora para el desorden y la incomodidad, emociones grandes y crudas que se manifiestan cuando crecemos. A lo largo del tiempo, especialmente para las mujeres, la sociedad nos dice que lo regulemos, que nos deshagamos de ello, que nos hagamos tan calladas, y pequeñas, y lampiñas como sea posible«, complementa Shi en la misma entrevista con Deadline.

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Unpregnant (2020), cine y maternidad

La maternidad no consumada

El cine y la televisión también comienzan a mostrar narrativas en las que las mujeres cuestionan y retan a la maternidad. Es decir, hay personajes que desafían las normas impuestas por la sociedad y deciden transitar un camino en el que ser madres no está incluido.

Unpregnant

En Unpregnant (2020) de Rachel Lee Goldenberg, una chica llamada Verónica (Haley Lu Richardson) descubre que está embarazada, pero no desea estarlo. Sin saber a quién acudir, de pronto recuerda a Bailey (Barbie Ferreira), una vieja amiga de la infancia. Y es así como comienzan un largo viaje por carretera, para llegar a una clínica donde Verónica pueda terminar con su embarazo.

Una de las primeras cosas que sobresalen en el largometraje, es que estamos muy acostumbrados a que este tipo de historias se presenten como dramas; y aquí tenemos una comedia, que aunque sigue tratando el tema con seriedad y respeto, aborda la situación desde una perspectiva diferente. La película, basada en el libro del mismo nombre escrito por Jenni Hendricks y Ted Caplan, busca que el aborto deje de ser un tabú y pueda ser un tema de conversación real. Y esto puede deberse a que la directora conectó a un nivel personal con el material.

«Tuve un aborto hace años y he sido pro-decisión toda mi vida. Pero, después de tener mi aborto, no hablé de ello con muchas personas. No cuestioné la decisión, solo se sentía como algo de lo que no hablas. De algún modo se sentía inapropiado. Luego empecé a leer acerca de la historia de este tema y cómo desde los 80s es una norma que la sociedad creó donde hacemos que cada vez sea menos aceptable hablarlo y el que yo no hablara al respecto era como un acto político en sí mismo. Y que hablarlo podía ser un acto político. Porque es algo de lo que la gente no debería avergonzarse, porque creo que es un procedimiento médico normal que debería ser decisión individual de cada persona», relataba Lee Goldberg a Variety.

Con el peso que se le asigna a la maternidad, cuando una mujer no la desea se siente obligada a elaborar argumentos completos para convencer de que no “actúa impulsivamente”. Cuando la realidad es que sus deseos personales son igual de válidos que cualquier otro motivo. Y el elegir un camino u otro, ser madre o no serlo, está igual de bien.

Cine y maternidad

Aún queda un largo camino por recorrer, pero hablar sobre un tema lo vuelve real. Y el hecho de que el cine aborde la maternidad desde nuevas y diferentes perspectivas, hace que nuestro acercamiento con el significado de ser madre cambie. Hace que nuestro entendimiento de la maternidad incluya las complejidades del asunto. Hace que no reduzcamos el tema a algo como un “obligado instinto maternal”.

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