Recién adquirida en el Festival de Sundance por Netflix para su distribución global, la película Fair Play comienza como un romance de ensueño. Alden Ehrenreich (Solo: una historia de Star Wars) y Phoebe Dynevor (Bridgerton) interpretan a una pareja que desborda un amor enloquecido en cada segundo. La fiesta en la que están termina con una petición de matrimonio. Una de aquellas que en las películas surgen de manera inesperada y casi impulsiva, pero natural. Sin embargo, y sin revelar demasiado, la escena también involucra un sorpresivo descubrimiento, un montaje que sugiere una atmósfera desconcertante y mucha sangre. Todavía no lo sabemos, y a pesar de que nadie sale lastimado, estos elementos no son fortuitos. Lo que parece una anécdota curiosa para la pareja, pronto se revelará como un augurio narrativo de las cosas por venir.
Fair Play es la película largometraje debut de Chloe Domont, quien hasta ahora se había desarrollado como directora de episodios de series como Billions, Suits y Clarice: dramas del mundo de los negocios y thrillers cardiacos. La cinta explora lo que sucede cuando en la empresa en la que ambos laboran se libera un puesto del cual los dos se sienten merecedores.
Una película como Fair Play es un paso natural para Domont y una elevación de los tropos y convenciones que desarrolló en la televisión episódica.
A diferencia de aquellas narrativas (que tienden a estar más enfocadas en la trama y el ¿qué sucederá ahora?), Fair Play es también un estudio interesante sobre las dinámicas de poder, el ego, la ambición y las diferencias en percepción y estándares entre hombres y mujeres.
Todo esto puntualizado por la elección de Domont, quien también escribió el guion, de situar su thriller en Wall Street. Aquel es un ambiente que Hollywood ya nos ha mostrado como un lugar en el que ser humanos, empáticos y generosos es una debilidad. Quién sabe si la realidad de ese mundo será así. Pero, al menos en el cine, hay pocos candidatos para formar una pareja romántica saludable y amorosa.
Así pues, la cinta poco a poco hila una trama que nos mantiene en ambigüedad sobre las intenciones de sus personajes. Y aunque a veces se decanta más por la obviedad que la sutileza, Fair Play retrata (¿una vez más?) una lección que ya debería ser sumamento clara: la ambición profesional no puede estar por encima de tu pareja. Y menos en Wall Street.
Fair Play llegará a Netflix en algún punto de 2023.
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