Buena suerte, Leo Grande, dirigida por Sophie Hyde y escrita por Katy Brand, finalmente llega a las salas de cine de México. La cinta protagonizada por Emma Thompson y Daryl McCormack, cuyo estreno internacional se suscitó en el Festival de Cine de Sundance 2022, ha sido aplaudida alrededor de todo el mundo. Pero, ¿de qué va la historia?
Nancy Stokes (Emma Thompson) es una profesora jubilada, quien, después de enviudar, busca descubrir nuevas aventuras en su vida, principalmente en un ámbito sexual. Esto debido a que su esposo nunca fue capaz de satisfacerla, en este aspecto. Para lograr su objetivo, recurre a Leo Grande (Daryl McCormack), un trabajador sexual, quien la ayudará a cumplir sus fantasías. Sin embargo, durante el proceso, el estrecho vínculo de confianza generado entre ambos, les será útil, a modo de terapia.
La peculiar conexión que logran Nancy y Leo los impulsará a descubrir nuevas cosas de sí mismos. De esta forma, nuestros personajes aprenderán a aceptarse de una nueva manera, que nunca antes habían experimentado.
A lo largo de los 97 minutos que dura la película, estaremos inmersos en una habitación de hotel la gran mayoría del tiempo. Únicamente veremos en pantalla a los dos protagonistas. A primera instancia, esto podría sonar aburrido o tedioso. No obstante, los brillantes diálogos que ofrece el guion, aunado a la excelente construcción de personajes que tenemos, nos da como resultado un producto sumamente disfrutable. Este largometraje demuestra que, mientras se tenga una historia interesante que contar, los recursos que haya de por medio, pasan a segundo plano.
La química existente entre Emma Thompson y Daryl McCormack es digna de celebrarse. Por un lado está la experiencia y el talento garantizado; por el otro, la juventud y el factor sorpresa. Ambos actores se comprometen de lleno con sus respectivos roles, regalándonos unas interpretaciones repletas de emociones y sentimientos puros, que conmueven desde los primeros minutos.
Debido a ello, la relación de Nancy y Leo, más allá de ser verosímil, nos resulta cercana y empática. Incluso, da pie a que despierte una sensación de ternura en nosotros, gracias a la forma tan adorable, y hasta inocente, en la que interactúan los personajes; esto a causa de la evidente diferencia de edades entre ellos.
Buena suerte, Leo Grande se da la libertad de explorar a la sexualidad, como lo más normal del mundo, libre de todo tipo de tabús. El largometraje indaga en la sensualidad y los deseos íntimos de los personajes, haciéndolo de forma respetuosa, sin caer en lo explícito. El recurrente uso de tomas estáticas, sin tantos cortes en su edición, nos brinda una constante sensación de tranquilidad.
Asimismo, el inteligente manejo de cámara nos da la oportunidad de que compartamos la habitación con nuestros protagonistas, sin que nosotros, como audiencia, sintamos que estamos irrumpiendo en su espacio personal. La fotografía, realizada por Bryan Mason, pudo haber tomado un camino más voyeurista, pero en cambio, opta por retratar todo desde una perspectiva que no resulta invasiva, lo cual, se agradece enormemente.
Por su parte, el score con el que cuenta la película, compuesto por Stephen Rennicks, es tan discreto como conmovedor y permite completar la experiencia acogedora que propone la directora, Sophie Hyde.
La historia nos invita a reflexionar sobre los roles que jugamos en las vidas de los que nos rodean; así como la manera en que nosotros mismos nos percibimos. La vida es un eterno viaje de autodescubrimiento, en el que no siempre se nos presentan segundas oportunidades para corregir errores del pasado. La cinta nos da el importante mensaje de aprender a vernos al espejo y aceptarnos tal cual somos, con todos nuestros defectos y virtudes.
De igual forma, conforme la trama avanza, Buena suerte, Leo Grande nos proporciona una valiosa y poderosa lección: hay que aprender a dejar ir. Y esto último es tanto de forma física, como metafórica. Su historia nos enseña a afrontar duelos, traumas y sucesos dolorosos de nuestras vidas. Y logra todo esto, mientras nos aflige y nos hace reír, gracias al majestuoso trabajo actoral con el que nos deleitan Emma Thompson y Daryl McCormack.
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